jueves, 30 de abril de 2020

Versos sueltos
...Y a tu alcance










Resurrección

Nadie vendrá a sacarte del naufragio.
Ni a librarnos del pánico
sin vida
que llevamos clavado entre los huesos.

Nadie vendrá del cielo o del infierno
a extirparnos al lobo
que todos ocultamos cuerpo adentro.

Sin embargo, si ponemos en hora lo sufrido         
y nos latimos todos a corazón abierto
en primera persona del plural,                              
crearemos la luz que alumbre el túnel                                  
y arrancados los miedos, los sudarios,                                  
llegaremos, por fin, al tercer día.                                            

Al levantar la losa
nos rozará los ojos y los dedos
el pulso de la vida.
Nuestras bocas serán lluvias de besos
con risas atrasadas o perdidas.

Pero al día siguiente,
cuando abramos el tiempo y las aceras
para seguir viviendo,
habremos de quemar cuanto hemos sido,
sajar del corazón todo lo viejo.
Llorar juntos el luto, lo sufrido.
Caminar con lo justo y verdadero.
Compartir agua, pan, tierra y camino.
Amputarnos los muros. Comprendernos.
Abrir otro horizonte. Liberarnos.
Crearnos otra casa.

Desde cero.
Porque está solamente en nuestras manos
resucitar, resucitarnos todos,
o finalmente
dar todo por muerto.


MIGUEL GONZÁLEZ MARTOS
                            Granada, 25 de abril de 2020

miércoles, 29 de abril de 2020

El humor en el campo

El descubrimiento de algo parecido al arte en un campo de concentración sin duda sorprenderá, pero aún más sorprendente es que allí también hubiera sentido del humor; claro que un humor apagado y de escasa duración. El humor es otra de las armas del alma en su lucha por la supervivencia. Es sabido que el humor, más que cualquier otra cosa en la existencia humana, proporciona el distanciamiento necesario para sobreponerse a cualquier situación, aunque sea un instante. [...]
Los intentos para desarrollar el sentido del humor y ver la realidad bajo una luz humorística constituyen una especie de truco que aprendemos en el arte de vivir. Incluso es posible practicarlo en un campo de concentración, aunque el sufrimiento sea omnipresente. 

VIKTOR FRANKL. El hombre en busca de sentido

martes, 28 de abril de 2020

LOS CUADERNOS VIAJEROS

I. La nostalgia

-No preguntéis, solo observad, observad lo que hoy dará sentido a nuestra clase-

Con estas palabras se dirigió la profesora a los alumnos de último curso de la asignatura Los viajes y la literatura. Ahora se comunicaba con ellos a través de internet, pero existió un tiempo, no muy lejano, en el que todos compartían espacios y se relacionaban con otros estudiantes sin más barreras que la escasa distancia entre sus cuerpos. Para esta promoción, que parecía haber olvidado sus inicios en el mundo académico, aquella forma de aprendizaje era ahora inviable e incomprensible. Sin embargo, la profesora añoraba aquellos tiempos en los que ponía cara a sus alumnos y a sus compañeras del departamento de Lengua y Literatura y mantenía en lo más profundo de su ser el recuerdo de aquellos momentos entrañables. 
Necesitaba revivir la enseñanza que conoció, en la que profesores y alumnos disfrutaban de excursiones conjuntas hacia lugares del patrimonio histórico nacional. Pensó que la observación y la contemplación se convertirían en sus mejores armas pedagógicas y que, a través de ellas, conseguiría recuperar la parte recreativa de la memoria de sus estudiantes, cuyos recuerdos parecían haber sido sepultados. Levantó la tapa de su ordenador y comenzó su clase con la invitación a la contemplación de un lienzo esbozado por ella para la ocasión.







II. El lienzo de la niñez

  -Observad chicos-, decía, - observad con detenimiento este lienzo y dejad que vuestra mente se apropie de las líneas que marcan las distintas etapas de vuestra vida. Deslizaos por el tobogán de vuestra imaginación hacia las aguas transparentes e ingenuas de vuestra infancia, aquella en la que saludabais con ilusión al mundo que os acogía. Recordad el chapuzón temeroso que pronto se convirtió en liberador cuando os desprendisteis de aquel asfixiante flotador. Recread aquellos momentos placenteros y recuperad la placidez de una época, en la que el mundo marchaba ajeno a vuestros pensamientos. Permitid la entrada y la salida a esos monstruos infantiles que os acechaban al caer de la tarde, extended vuestras manos a todos los recuerdos que os visiten y cread vuestro propio lienzo imaginario. Después, inmortalizad esos recuerdos en el cuaderno viajero que me presentareis-. 
La profesora permaneció un tiempo en silencio intentando averiguar el efecto evocador que había producido su lienzo en los alumnos. A continuación, les pidió que se trasladaran a otro lugar del lienzo. 

III. El lienzo de la adolescencia

-Trasladaos ahora a la ciudad que os vio nacer-, decía la arrebatadora y serena voz de la profesora. Permaneced en la antesala del monumento que os presento y que todos conocéis. Contemplad esa torre que acecha a las aguas silenciosas del río que baña su valle. Esperad a que los recuerdos fluyan de vuestro interior. Recread en ellos las historias vividas y soñadas. Aquel primer beso de enamorado, aquellas historias que fracasaron en vuestra realidad, pero no en vuestra imaginación. No os abandonéis a los propósitos inalcanzados ni a las traiciones de aquellos amigos, dejadlos pasar y abrid la puerta al recuerdo de los que tanto os enriquecieron con su lealtad. Dibujad esas evocaciones en el lienzo de vuestra imaginación y permaneced en ellas el tiempo que vuestra conciencia soñadora necesite. No os apresuréis en continuar vuestro viaje. Después, inmortalizad esos recuerdos en el cuaderno viajero que me presentareis. 

Para sus alumnos el nuevo recorrido por el lienzo supondría un paso más hacia los recuerdos de su adolescencia, pero la profesora pretendía que se detuvieran en esa etapa de sus vidas y se proponía despertar en ellos la parte de la memoria de aquellos días vividos en el JdQ a través del rescate de imágenes acumuladas en algún lugar de sus cerebros. Había leído un artículo en el que los científicos advertían de los posibles efectos de aquel virus pandémico en la mente de la población de los adolescentes de entonces. Se decía que podía haber afectado a la memoria colectiva de esa generación, cuyo cerebro había congregado, a modo de defensa, a las neuronas de aquellos recuerdos para permanecer en una especie de estado vegetativo. La profesora se documentó al respecto y se propuso luchar con todas sus fuerzas para apartarlos de aquella perturbación memorística. Poco a poco fue rescatando  cada uno de los recuerdos en los que se habían quedado anclados. Comprendió el sufrimiento revivido por algunos, a quienes ciertas historias rememoradas les impedían avanzar en la lucidez de los recuerdos. Se percató de que había recuperado la atención de sus estudiantes y aprovechó la ocasión para poner en marcha su plan de choque emocional a través del relato en primera persona de una historia, que esperaba los devolviera al momento de la trama, el último día que vivió con ellos en aquella aula, cuyas paredes adornaban con el resultado de sus trabajos y cuyo reloj de la pared permanecía inmóvil, como si augurara un cercano parón temporal.  

IV. El recuerdo

- Antes de que finalice la clase quiero compartir con vosotros una historia que me sucedió hace unos años con un grupo de alumnos muy especiales para mí. Eran las 8,15 de la mañana y el timbre acababa de sonar junto a la melodía musical que correspondía a esa mañana. Los alumnos, adormilados aún, traspasaban la puerta que los adentraba en los umbrales de la sabiduría. Y aunque desconocían el alcance de la expresión, paseaban por los pasillos que les dirigían a sus aulas de referencia. Aquel día no era como los demás. En el ambiente estudiantil subyacía un halo de euforia y alegría. A mis compañeros, por el contrario, le abrumaba el resultado de los acontecimientos. Ese viernes se convertiría en la crónica de un final anunciado con antelación por algunos medios de comunicación. Entré en la clase que me correspondía y, a pesar de encontrar, como cada día, los pupitres alineados por el personal de la limpieza, me alegró ver a los alumnos colocarlos en forma de U. Acerqué mi mesa al centro de aquel rectángulo y comencé mi clase, como hacía con regularidad. Hacía tiempo que había decidido introducir al comienzo de cada clase una reflexión o la lectura de algún relato afín a la edad de los alumnos y con ello, pretendía fomentar la capacidad de escucha, de la que tanto adolecían aquellos chavales, debido a la constitución biológica de las hormonas que los alteraban en plena adolescencia y que les pedían a gritos que se convirtieran en el eco de sus tribulaciones. Ese desahogo verbal que experimentaban a través de los debates generados por sus lecturas o audiciones, los convertía en los seres receptivos que necesitaba para sus clases de Lengua y Literatura. Ese día, ajena al desarrollo de los acontecimientos futuros, improvisé una reflexión en el encerado: UNO ES FELIZ SI LUCHA POR LO QUE QUIERE Y ACEPTA LO QUE CONSIGUE. Cuando me giré, comprobé en sus rostros el interés que en ellos había despertado aquel pensamiento aleatorio. No imaginaba que ese enunciado tan general derivaría en tantos temas de debate. La mayoría de los alumnos lo enfocaron hacia el amor de pareja y las consecuencias de esas relaciones. Como era de esperar, surgió el tema de los malos tratos hacia las personas y cada uno de ellos opinó en función a su acercamiento o no a la postura machista que los definía. Pero, en un momento del debate, un alumno dio un giro a la conversación y derivó el tema hacia la difícil situación que vivió su abuelo, a quien el destino había impedido luchar por lo que quería y se había visto forzado a aceptar las vicisitudes de su historia. Tras su intervención, todos recordaron anécdotas de sus ancestros y entonces descubrí con entusiasmo el valor del respeto que anidaba en sus corazones. Ese respeto a sus mayores desembocó en el tema que desde hacía unos días se iba gestando en la mente de todos los humanos, el desconocido e inquietante virus que se estaba convirtiendo en el terror de la humanidad. Preguntaron si las clases se iban a cortar, como habían oído en algunos medios de comunicación y sus rostros dibujaban aires de preocupación adolescente. La clase llegaba a su fin y yo, tan desprovista de información como ellos, me anticipé a lo que el futuro nos depararía y los tranquilicé con la seguridad que me permitieron mis temores. Me despedí de ellos hasta el siguiente lunes, no sin antes dejarles mi dirección de correo electrónico para poder así responder a las dudas surgidas en relación a la tarea que les había encomendado. Aquel viernes no solo daría comienzo a un esperado fin de semana, sino que marcaría el inicio de una nueva era pedagógica-.  
La profesora finalizó su relato y las teclas de su ordenador dejaron de sonar y pudo percibir, que también la de sus alumnos. 

V. El retorno

Retomó el camino de sus viajeros con voz enérgica y segura para dirigirlos al próximo lugar al que los acompañaría. Los adentró en el globo terráqueo. Les pidió que observaran el timón que aparecía flotando y dominando todos los continentes. 

– Habéis llegado chicos, al centro terráqueo, a las entrañas de vuestro ser. Ahora la perspectiva es amplia y el lienzo difumina las líneas divisorias de los espacios y de la etapa en la que os encontráis. Observad cómo destaca el timón central. Espero que, a partir de ahora, a él y solo a él os aferréis. Reparad en ambos lados del borde del círculo, donde se puede leer que solo vosotros sois el capitán de vuestro destino. Las sendas de vuestros caminos las marcará el timón de vuestras decisiones. Espero que mis propósitos se hayan cumplido y hayáis volado a la zona cero de la historia que os he relatado. Espero que inmortalicéis vuestros recuerdos en los cuadernos viajeros que me presentaréis. Vais a comenzar una etapa de vuestra vida, en la que los momentos que viváis, se irán acumulando en la mochila de las experiencias. Continuad el camino que marque vuestro timón y no permitáis que los fantasmas del pasado encadenen vuestras decisiones. No cometáis el error de muchos de vuestros mayores, quienes se quedaron anclados a la tierra de sus recuerdos y no se atrevieron a girar las manillas de su timón-. 

La profesora estaba a punto de finalizar su clase y, aunque satisfecha por su intervención y la atención de sus alumnos, una ola de tristeza e incertidumbre la invadía. Había comprobado que todos habían seguido su clase con interés, al menos se esforzaba en creerlo. El viejo ordenador, desprovisto de cámara y micrófono, la alejaba de la cercanía visual que le hubiera gustado mantener con ellos. Solo podía tener acceso a la lectura de sus comentarios y del buen uso que hicieran del lenguaje, dependía la fiel interpretación de sus pensamientos. Se preguntaba si los temibles presagios científicos en relación a aquel virus infernal, se habían cumplido hasta el extremo de hacerles olvidar aquella realidad tan distinta a la virtual en la que ahora vivían. Mientras esperaba con ansiedad el relato de sus cuadernos, se dispuso a preparar el borrador escrito a papel de su próxima clase para ser mecanografiado posteriormente en el ordenador, cuando, de repente, una lágrima rodó por su mejilla. 
– Queridos alumnos, reconozco el esfuerzo que realizáis para conectaros a diario a la clase de forma telemática -. Pensaba comenzar con un halago merecido. Pero al inclinar su cabeza comprobó con asombro que la tinta de la última palabra escrita comenzaba a difuminarse con su llanto y de repente, la imaginación se apoderó de su presente. – No sigas escribiendo-, le decía una voz lejana y diáfana, - pronto volverás del mundo de los sueños. La humanidad ha sido testigo de una catarsis emocional por los abusos cometidos-. 
Las horas posteriores les parecieron eternas. No se alejaba de aquel viejo ordenador. De vez en cuando, retumbaba en su mente aquella voz profunda que la devolvió al mundo de la Esperanza. Se preguntaba cuál era ahora su realidad y, sobre todo, cuál sería la de sus alumnos. Cerró la tapa del ordenador que en un pasado, no muy lejano, utilizó como material de apoyo en sus clases y se dispuso a hacer lo que único que el tiempo le permitía, esperar la llegada del cuaderno viajero de sus alumnos.  
Mamen Ortega Alcaraz

La familia clonada de Noa y Noah

I. PARTE

La apariencia apacible de nuestro personaje transmite la serenidad extrema de quien muchas  contiendas ganó. Su jauría quedó lejos. Su capacidad auditiva, siempre atenta al sonido del silencio que lo rodeó, ha sobrepasado la línea de la escucha activa. 

Su mirada se tiñe de una melancolía arrebatadora, pero el asiento de su postura refleja la satisfacción de sus logros. Se propuso muchas metas sin temor a los resultados, sólo disfrutó de su proceso. Hoy se le ve ahí en su zona de confort, majestuoso, sabio y seguro de su condición perruna. El futuro de su legado quedará impreso en las páginas del recuerdo eterno de sus cachorros. 

Su futuro no es incierto. Nada le turba porque nada teme y su sabiduría lo reconforta.

II. PARTE

Querido amigo Noah, urbanita como así te defines, desde la distancia rural te confesaré las razones de las alegrías y pesares de mi sereno aplomo. Hace mucho tiempo entré a formar parte de una familia desconocida y sin señas de identidad que me identificara, o al menos yo las había olvidado. Decidieron llamarme Noa. Entonces pensé que habían sido muy crueles con la elección del nombre porque Noa a secas, me pareció un insulto a mi raza. Todos ellos disponían de nombre y dos apellidos al menos. Pero, claro, yo solo era un perro para cuya estirpe no corresponde sobrenombre alguno. Mi mente juvenil aún no contemplaba la descendencia, pero sí la duda de saber cómo identificarían a mis sucesores. ¿los inscribirían en el registro perruno con otro corto nombre y a lo sumo con el sobrenombre de ‘primogénito de Noa’? ¿Y si mi descendencia aumentaba? Pero para entonces, el calor humano recibido había disipado todas mis dudas. Viví años de gloria y sufrimiento junto a mis dos amos. De uno aprendí el valor de la lealtad a una causa y del otro el valor de la confianza en tus seres queridos. Los pequeños me dibujaban junto a serpientes y águilas, decían que por motivos jeroglíficos de mi denominación de origen. Pero lo que más me molestaba en aquellos momentos, era el adjetivo unisex, con el que calificaban mi nombre, cuyo significado aún no había registrado mi capacidad animal. Hoy sé que tu nombre era el auténtico, el mío fue el resultado de la feminización del tuyo.
Mi personalidad se iba forjando día a día. Mis maestros se esmeraron en crear un personaje tachado de bipolar en sus comienzos. Pretendía ser la réplica de dos personas antagónicas por naturaleza. Durante toda mi juventud me identifiqué con uno de mis dueños, me sentí impulsiva y poco reflexiva, aunque sí analítica y con anhelo de sorpresas imprevistas. Fui marcando poco a poco mi territorio y mi alma irracional me hacía sentir líder y consejera de mis otros compañeros de la finca. La casa de las Salinas se convirtió en un reclamo de lo inalcanzado en la casa azul. Mi presencia y la de algunos compañeros más contribuyó a la creación de un marco familiar envidiable. Todos los espacios estaban a nuestra disposición y en el exterior, hectáreas de campo se abrían a nuestros ojos. Todo estaba muy bien delimitado, zonas de ocio y baño para los más jóvenes, y por supuesto, zonas de quietud para contemplar aquellos inolvidables atardeceres. Hasta la disposición de las estancias de los équidos cumplía con las normas de equilibrio exterior del recinto. Las conversaciones que mantenía con mis compañeros de las Salinas las hacía de manera presencial, pero la humanidad desconocía que el mundo animal hace tiempo que mantiene diálogos no presenciales, los cuales he denominado eólicos. Nunca se molestaron en investigar nuestro medio de comunicación, porque de haberlo hecho, hubieran descubierto gran parte de la historia que hoy están sufriendo. Mis conversaciones eólicas con compañeros del mundo urbano presagiaron que algo desconocido acechaba la paz de los humanos. ¡Compañero urbanita!, necesito que des sentido a esta inquietud que está haciendo tambalear los pilares de mi equilibrio emocional. Dime, ¿eran ciertos mis temores? ¿Se cumplieron las amenazas hacia los humanos de ese ser zoonótico que deambulaba por espacios infernales, cual ángel caído y se instaló hace tiempo en nuestra raza canina Pomerania a fin de lastimar todo lo que se relacionaba con el género humano? Desde la apacible quietud de mi entorno solo vislumbro la preocupación que embarga a mi familia y necesito que me informes de la realidad que te envuelve y a la que yo no tengo acceso.

III. PARTE
Querida Noa, me alegra comprobar que tu vida animal goza de un entorno apacible y envidiable. Tus temores se han cumplido y no puedo desatender la petición que me haces. 
Hace un mes que el ser humano comenzó un proceso de transformación imparable. El zoonótico infernal ha anidado en el pulmón de su existencia. Quien fracasó como parásito canino se ha convertido en escollo temporal para los humanos. Ese ser infernal ha conseguido distanciar a una población unida por el abrazo y la empatía cercana del diálogo. Ha separado familias, amigos y se ha ensañado con la población más débil físicamente, los mayores. 
Noa, sabrás que no todos los de nuestra condición han disfrutado de una existencia tan placentera como la tuya. Conozco a muchos compañeros, quienes, hasta no hace mucho, deambulaban por espacios intransitables por temor a muchos humanos. Con todo mi repudio para este ser infernal, debo reconocer que su capacidad de actuación no se ha percatado del gran favor que a nosotros nos ha hecho. Hemos pasado de ser juguetes de entretenimiento para los más pequeños a sentirnos seres necesarios para todos. Ya no somos animales de compañía, ahora son ellos los que nos acompañan en nuestros paseos. Se han convertido en nuestros lazarillos y algunos de mis amigos callejeros me cuentan que se han encontrado algunos humanos en los balcones de sus domicilios clamando sus ayudas. 
Yo, por mi parte, hace años que tuve la suerte de conocer a una ancianita, en quien su hijo Javier, creo que así se llamaba, había volcado toda su atención desde que tuvo que dejar el pueblo por motivos de trabajo. Un día apareció en el orfanato canino y me liberó.  Me pidió que cuidara de ella como si de mi madre se tratara. Así lo hice hasta que llegó su final. Mi vida diaria con mi mamá Mari, como así la llamaba yo, no se diferenciaría de la que tú llevas hoy con la familia que me refieres. Mi residencia no era tan amplia como la de tus amos, pero a ese hogar no le faltaba el calor humano de los hijos y la hija que tenía. Un día, Javier conoció a una persona francesa y juntos comenzaron un largo camino en el amor. Mi ama adoraba aquella relación y, según me decía, había descubierto que su alocado hijo había encontrado su destino. Muchas noches, al calor de la lumbre, me relataba historias apasionantes de él, a quien a veces tachaba de ser demasiado confiado y fantástico. En una ocasión, visitamos su finca para celebrar su cumpleaños y degustar su famosa paella que, aunque siempre la encargaba, se había hecho famosa entre sus amistades. El terreno era enorme y disponía de cuadras para los caballos, de un porche acondicionado para contemplar lindos amaneceres y hasta una piscina se integraba en aquel oasis de confort. 
Aprovecha, amiga mía, los momentos que compartes con tu familia. Tu nombre te ha concedido la longevidad de la que disfrutas y si me permites te diré que, con solo tu compañía y el gesto de tu atención, tus amos comprenderán la magnitud de tu lealtad y de tu amor hacia ellos. Me despido de ti, pero confío en poder reanudar algún día nuestra conversación de forma presencial, lejos de la frialdad y sequedad de una hoja impresa o del vacío ambiental de un diálogo eólico. ¿Tú crees Noa en la clonación de familias y en la simultaneidad de destinos cruzados?

Mamen Ortega Alcaraz

Recomendación "en rojo"

Soy una adolescente, nadie es perfecto
MARÍA MENÉNDEZ-PONTE


Un libro que te encantará tener si eres una adolescente y un libro que le pedirás prestado a tu hija si eres la (sufrida) madre de una chica de esa edad.
Sin duda alguna, la adolescencia es la etapa más compleja y apasionante de la vida, pero es también la edad en la que puedes llegar a sentirte más perdida, como si vivieras en tierra de nadie. De golpe, te ves atrapada en un cuerpo en continuo proceso de cambio. Es como si vieras una película en la que suceden multitud de cosas a un mismo tiempo que no están dentro de ningún guión y que a menudo te superan. Pero también es la etapa delos descubrimientos y los retos.
Casa del Libro

lunes, 27 de abril de 2020

Versos sueltos
...Y a tu alcance
El abrazo
Me dio un abrazo corto, pero intenso,
de esa clase de abrazo que se siente
hasta en las uñas de los pies, un salto
mortal hacia la vida, una caricia
incandescente de esas que no duran
pero que queman, algo repentino
y fugaz, un abrazo que podría 
darse sin brazos, porque pertenece 
a la categoría del conjuro
y no a las escala de los achuchones.
Recibir un abrazo así, de cuando
en cuando, es una prueba irrefutable
de que la vida a veces te regala
argumentos contra la soledad.

LUIS ALBERTO DE CUENCA. Bloc de otoño. 

viernes, 24 de abril de 2020

Recomendación "en azul"

📖DÍA DEL LIBRO 2020📖
Leer contra la nada
ANTONIO BASANTA
«Contra esa nada que pretende horadar nuestro corazón para hacerse dueña de nuestro pensamiento, y de nuestra ánima, proclamamos el valor insustituible de la lectura. Su imperiosa necesidad en nuestras vidas».

¿Qué otra cosa es leer sino conjurar el vacío de la nada? ¿Qué, sino dejarnos habitar por las palabras, por la eterna curiosidad, por el deseo constante de saber de nosotros mismos a través de lo otro y de los otros?
Esa es la idea principal que recorre este libro aparentemente pequeño, pero casi infinito en su capacidad de mostrarnos la multiplicidad del universo lector: el hoy y el ayer de la lectura. Sus conquistas ancestrales, junto a los apasionantes retos lectores de nuestra contemporaneidad.
Las viejas —y siempre nuevas— historias, al lado de los reveladores hallazgos de la neurociencia lectora. La reivindicación constante de una lectura en libertad, crítica, participativa, comprometida, creadora.
Leer contra la nada es el testimonio sincero de quien, como su autor, ha dedicado la vida a la causa lectora.
Leer como quien ama.
Leer como quien siente.
Leer como quien sueña.
Leer como quien respira.
Editorial Siruela

jueves, 23 de abril de 2020

📖DÍA DEL LIBRO 2020📖
Booktuber 
La historia interminable 
Un fascinante guión para una trepidante  novela. 
No te lo puedes perder. 
¡Gracias, Andrés, por tu excelente trabajo!

📖DÍA DEL LIBRO 2020📖
El Ciclo de Infantil, a través de este vídeo hecho y narrado por Alfonso, nos presenta una estupenda selección de literatura para los más pequeños. ¡A leer y a disfrutar toca!

📖DÍA DEL LIBRO 2020📖
"LOS GUARDIANES DE LAS LETRAS COVID 19"
2º ESO-A
Teresa Sánchez nos muestra el segundo capítulo (después de la primera entrega del curso pasado) de "Los guardianes de la letras" a cargo de 2º ESO-A. Con este fantástico vídeo comenzamos la celebración del "Día del Libro-2020".
Enhorabuena a todos los que han participado. 

📖DÍA DEL LIBRO 2020📖
Un libro: ¡era la salvación! ¡La belleza, la libertad  y la civilización en medio de la barbarie!

Este es un fragmento del testimonio de Elena Korybut-Daszkiewcz, superviviente de la brutal represión del régimen estalinista en los gulags, recogido por Monika Zgustova en su libro Vestidas para un baile en la nieve.

- Lo que me salvó fue, en gran parte, la belleza –afirma Elena-. Cuando podía escribía una especie de diario, aunque escribir cualquier cosa estaba estrictamente prohibido. La tundra, el hábitat en que nos encontrábamos, era un paisaje que llegué a amar y odiar a la vez. […]

(Fragmento de su diario)
Durante la noche polar, una densa oscuridad se posa sobre la TUNDRA. Entonces, parece tan sencillo traspasar, al abrigo de la noche, la frontera de lo prohibido…Sobre los barracones y las torres de la vigilancia, gorros velludos de nieve. El trazado odioso del gulag no carece de sofisticación, y, por encima de él, se abren de par en par los cielos y ejecuta su danza la aurora boreal. El cielo vive, el cielo respira, el cielo se esfuerza por huir hacia lo desconocido. Pero sin poder hallar el camino, se agita, oprimido por la argolla del horizonte” […]

-Todo lo que luego logré en la vida se lo debo a los escasos libros que pude leer en el gulag –concluye, y exclama-: Nadie es capaz de imaginar lo que para los presos significaba un libro: ¡era la salvación! ¡La belleza, la libertad  y la civilización en medio de la barbarie!

Vestidas para un baile en la nieve. MONIKA ZGUSTOVA

📖DÍA DEL LIBRO 2020📖
La Leyenda de San Jorge

Miriam, responsable de la Biblioteca Municipal de Santa Fe, nos regala la Leyenda de San Jorge en teatro de sombras. ¡No os la perdáis! 

Recomendación "en azul"

📖DÍA DEL LIBRO📖
La sociedad literaria del pastel 
de piel de patata de Guernsey
MARY ANN SHAFFER
ANNIE BARROWS

Traducida a más de veinte idiomas, con más de cinco millones de ejemplares vendidos en todo el mundo y llevada al cine por Mike Newell, La Sociedad Literaria del Pastel de Piel de Patata de Guernsey es una deliciosa y conmovedora novela epistolar que se ha convertido en un clásico indiscutible sobre el poder de la palabra y el valor de la literatura como refugio y consuelo en tiempos difíciles. Una historia humana y divertida, que transmite una intensa pasión por los libros y reivindica la formidable capacidad de la lectura para unir a personas de distintos gustos, culturas e ideologías.

En un Londres devastado por las bombas y que empieza a recuperarse de las terribles heridas de la Segunda Guerra Mundial, Juliet Ashton, una joven escritora en busca de inspiración novelesca, recibe la carta de un desconocido llamado Dawsey Adams. El hombre, que vive en la isla de Guernsey, un pequeño enclave en el canal de la Mancha, está leyendo un libro de Charles Lamb que había pertenecido con anterioridad a Juliet. ¿Cómo ha llegado ese ejemplar hasta Guernsey? ¿Por qué Dawsey decide ponerse en contacto con Juliet? Dawsey es miembro del club de lectura La Sociedad Literaria del Pastel de Piel de Patata de Guernsey, creado en circunstancias difíciles durante la contienda, una rareza en tiempos de la ocupación alemana. Cuando Juliet acepta la invitación de estos excéntricos lectores para visitar Guernsey, entiende que ellos y su increíble sociedad literaria serán los personajes de su nueva novela, y su vida dará un vuelco para siempre.
Ed. Salamandra

miércoles, 22 de abril de 2020

📖DÍA DEL LIBRO 2020📖
"LA LIBERTAD ES UNA LIBRERÍA"
JOAN MARGARIT
Premio Cervantes 2019


Apoyo al libro y al sector editorial

Más de 70 profesionales de la cultura participan en la campaña de apoyo al libro y al sector editorial «La libertad es una librería», título tomado de un verso del premio Cervantes Joan Margarit. Escritores, editores, libreros, intelectuales, críticos, periodistas, cineastas, actores, músicos o representantes de entidades de gestión se han implicado en esta propuesta. Intervienen, entre otros muchos, el propio Joan Margarit, Héctor Abad, Mariano Barroso, Luis Alberto de Cuenca, Almudena Grandes, Santiago Muñoz Machado, José Ovejero, Aitana Sánchez-Gijón, Marta Sanz, Elvira Sastre, Juan Villoro o Chus Visor.

En esta página se pueden seguir sus reflexiones sobre los libros como referencia ética, estética y humana en los actuales momentos, y sobre las librerías como espacios únicos para la conciencia colectiva.

Joan Margarit, protagoniza además este mes de abril el Club Virtual de Lectura 2020 de la Biblioteca electrónica del Cervantes. Las lecturas en línea de su obra y otras actividades que se desarrollan durante todo este mes tendrán su colofón el 29 de abril con una esperada charla virtual que el poeta catalán mantendrá con los lectores.
📖DÍA DEL LIBRO 2020📖
ANDRÉS FERNÁNDEZ CERVELL
Tráiler de su próxima entrega:
LA HISTORIA INTERMINABLE

LOS NIÑOS DE LA ESPERANZA
Año 2020, tras muchos decenios de desmanes y excesos, al ochenta por cien de los niños al nacer hay que practicarles una complicada intervención quirúrgica para cambiarles su débil corazón y sustituirlo por uno artificial. Instalarle un conjunto de válvulas y microchips que bombeen la sangre y controlen sus emociones e instintos primarios.

Isabel tuvo suerte, nació sana, fuerte, con un corazón hercúleo que le permitía correr, saltar, bailar... vivir. Una eterna sonrisa surcaba su rostro dibujándole dos hoyuelos perpetuos en sus mejillas. A diferencia de los niños de su edad que no conocían el placer de la sonrisa, ni la sensación del viento golpeándoles en la cara al correr campo a través, ni la placidez que otorga acariciar el cuerpo de otro ser, ni el cosquilleo del estómago cuando besas a un ser querido, pues su órgano postizo no permitía sentir, amar, compartir. Eran niños sin corazón.

Para salvaguardar la especie se decidió por ley que los niños sanos tuviesen colegios específicos, los mejores parques, y todo tipo de actividades lúdicas que les proporcionasen una vida sana y aparentemente feliz. A los descorazonados se les hacinó en colegios situados en suburbios y se les suprimió cualquier tipo de actividad puesto que su físico no podía resistir ejercicio alguno. Las relaciones y mezclas entre niños de ambos grupos estaban prohibidas, pues de corazones androides jamás nacía un niño sano.

Isabel, ajena a todo ese mundo, conoció a Pedro. Su encuentro fue frío, distante, e incluso grosero. Ella caminaba por el bosque y él andaba perdido con su silla mecánica ahorra-energías, y habiéndose topado con un obstáculo, miró a  Isabel y le increpó: “Oye, tú, Ayúdame”. Ella asustada y temerosa de una posible reacción violenta, decidió socorrerle, no sin tomar la precaución de sacar de su bolso un spray anti-ataque que su padre le regaló en su catorce cumpleaños.

Al día siguiente, a la misma hora ambos decidieron volver al mismo punto, por curiosidad, casi por azar. Isabel buscaba explicación a aquel trato, a esa frialdad, él la calidez, la ternura que esas manos habían desprendido al rozar su brazo por error cuando soltaba la silla. En el mismo obstáculo se encontraba Pedro en su silla, y junto a él, Isabel esperando que él le pidiese ayuda por segunda vez. Pero esta vez no ocurrió así, Pedro solo levantó la cabeza, la miró, e Isabel tras devolverle una sonrisa comenzó a empujar la silla para llevarle a lo alto de la colina y otear el horizonte.

Tarde tras tarde volvían allí, y tras trepar el montículo ambos se tumbaban sobre la hierba para divisar el atardecer. Al principio cuerpo junto a cuerpo, después uno de los dos apoyaba la cabeza en el pecho del otro para servirse de almohada. Una de tantas veces Pedro sintió curiosidad y preguntó a Isabel qué sentía al divisar aquel espectáculo del que él era incapaz de gozar. “Es como transportarte más allá del cuerpo, desprenderte de todo lo superfluo que te rodea y flotar en el espacio, llenarte de vitalidad y descargarte de nimiedades para dejar sitio a energías externas que te ayudan a ver el mundo de forma distinta” respondió ella.

Pedro, que era incapaz por naturaleza de mostrar emoción alguna, sintió en su interior que algún elemento no funcionaba bien, que su cuerpo estaba extraño. No era capaz de reconocer la profunda tristeza que le embargaba por no poder disfrutar de aquello que estaba viendo, y una furtiva lágrima brotó por vez primera de su ojo derecho, rodó entre su nariz y la cuenca de su ojo, bordeó ligeramente su mejilla y acabó en la comisura de sus labios. Al sacar la lengua y succionarla pudo notar su sabor salado, la densidad del líquido, además de notar el frescor que dejaba en su cara, y la sensación de alivio que se producía en su cuerpo.

El padre de Isabel se opuso tajantemente a aquella amistad, pues de seguir adelante su hija incurriría en un delito y podría acabar en un sanatorio para niños rebeldes. Intentó por todos los medios finiquitar la relación, mandó a Isabel al extranjero a estudiar idiomas, pero ella escribía a Pedro largas cartas. Le prohibió salir a la calle durante meses pero ella mandaba notas a su amigo amado con la muchacha de los recados. Finalmente hubo que claudicar y esperar que el destino cumpliese su cometido.

Así Pedro e Isabel pudieron seguir viéndose a diario, y ella cada día le llevaba a algún lugar distinto. Le llevó al circo y Pedro rió a carcajadas con los payasos, le llevó al zoo donde tocó por primera vez el pelo de un mono para sentir su suavidad y la piel de una serpiente que noto fría y viscosa, le montó en globo para que notase la suavidad del viento al golpear su cuerpo, también al teatro donde pasó de la risa al llanto en pocos segundos, y se identificó con los personajes. Y lo más importante, notó el placer de abrazar a alguien, de darle un beso, o de acariciar un cuerpo ajeno. Poco a poco, y sin darse cuenta, Pedro pudo experimentar nuevas emociones: rió, lloró, sintió rabia, ira, celos, felicidad, gula, deseo. En definitiva comenzó a vivir.

Con el tiempo Isabel tuvo que ir a juicio cuando ambos decidieron formalizar su unión de hecho. Allí tuvo que exteriorizar los avances que Pedro había experimentado. Era capaz de emocionarse, de demostrar sentimientos a los demás y sobre todo se había convertido en un hombre capaz de entregarse sin pedir nada a cambio. Para concluir levantó su blusa y mostró a los asistentes su vientre abultado e hizo que subiera un médico al estrado y con un fonendo comprobase que aquel niño que albergaba en su seno tenía un corazón sano que latía acompasado al de ella.

A partir de ese momento se organizaron cursos para formar emocionalmente a los niños sin corazón. Pero lo primero que el gobierno propuso fue cambiarles el nombre y llamarles “los niños de la esperanza”, la esperanza de que otro mundo sea posible.

Daniel Arévalo Cots

📖DÍA DEL LIBRO 2020📖
Siri Hustvedt 
Premio  Princesa de Asturias 
de las Letras 2019
(Fragmento de su discurso en dicha entrega de premios)

En mi pequeña ciudad había bibliotecas llenas de libros, y en esos libros había historias sobre personas a las que nunca había conocido que vivían en países en los que nunca había estado. Tenían aventuras y eran víctimas de injusticias. Yo leía sobre reyes, reinas y magia, pero también sobre cautiverio, racismo, miedo a los desconocidos y niñas a las que se les castigaba por no querer ser modosas y estar calladas. Y pensaba: «¿Por qué es así? ¿Por qué no podría ser diferente?». Los libros se encarnan. Las palabras se entretejen   con   nuestro   cerebro   y  nuestras   vísceras,   nuestros   gestos   y   nuestros sentimientos. Nos cambian. Los libros y las ideas pueden ser peligrosos, pueden enfermarnos o enloquecernos, y pueden proporcionar formas de salvación, una vía de escape del dolor. Pero debemos recelar de las emociones ramplonas, las respuestas fáciles y las fórmulas hechas que vienen en paquetes brillantes con la etiqueta de «verdad».
Aún no soy tan mayor como las señoras de pelo azul, pero me voy acercando, y llevo medio siglo leyendo a buen ritmo. Estoy llena de voces, y éstas no se ponen de acuerdo entre sí. He leído literatura, filosofía, historia y mucha ciencia —neurología, psiquiatría,   neurociencia,   genética,   embriología—,   pero   también   antropología   y sociología,  y  cuanto  más  sé,  más  me  pregunto:  ¿por  qué?  ¿Cómo  sabemos  lo  que sabemos? Piénsenlo de nuevo: ¿y si fuera diferente?
Vivimos en un mundo en el que cada vez la gente sabe más sobre menos cosas. Esto tiene sus ventajas. El conocimiento especializado ha dado lugar a grandes avances técnicos, medicamentos potentes, teorías complejas sobre el lenguaje y la cultura, y obras de arte impresionantes. También ha llevado a callejones sin salida en varias disciplinas y a fantasías de que una idea es novedosa cuando  no lo es. Tras dar una charla ante neurólogos en un hospital de Boston, un científico me preguntó por qué alguien como él, que se había pasado la vida estudiando escáneres cerebrales de pacientes con Alzheimer, debería leer literatura, filosofía e historia. Le respondí que le ayudaría en su trabajo. Vería lo que ahora no veía e identificaría en sus modelos puntos débiles que nunca se le habían ocurrido.
Lo sé porque he sido testigo una y otra vez de los problemas que suscita un enfoque demasiado restringido. Y esto es válido tanto para el estudioso de humanidades que nunca se ha molestado en pensar en músculos, huesos, tejidos y células como para el científico que sólo piensa en neuronas. Ninguno de los dos se pregunta cómo sabe lo que cree saber. Las preguntas que deberían hacerse no se hacen porque quedan fuera del marco de referencia. 
      Cuando escribo intento formular la siguiente mejor pregunta, basada en muchas disciplinas y no en una sola. Y me hago esas preguntas en las novelas, los ensayos y los trabajos académicos, porque todos son vías para aumentar el conocimiento humano. He aprendido que un género o disciplina no es superior a otro. Debemos recelar de nuestros prejuicios. Ni la ciencia es elevada, intelectual y masculina, ni las artes y las humanidades  son  inferiores,  emocionales  y  femeninas.  Debemos  aprender  que  la autoridad y la sabiduría vienen en muchos formatos, sexos, colores, formas y tamaños. Debemos aprender unos de otros y recapacitar.
¿Es la misma persona la niña que se quedaba mirando un tenedor y la mujer que daba la charla? El tiempo es inefable, pero las ideas y las reglas que las acompañan pueden perdurar, a menudo cientos de años. A mi yo adulto no le cuesta imaginar un mundo en el que las ideas circulan libremente entre disciplinas sin una jerarquía discriminatoria, un mundo donde las niñas pueden alardear tanto como los niños y éstos no les tienen miedo, un mundo en el que se han disuelto las viejas fronteras. Este premio llega de la mano de una niña, una princesa. Me gustaría que fuera para todas las niñas que leen muchos libros sobre un sinfín de temas, que piensan, preguntan, dudan, imaginan y se niegan a estar calladas.

Recomendación "en verde"

📖DÍA DEL LIBRO 2020📖
La lectora ciega
PAQUI AYLLÓN
«Si hace cinco años me hubieran dicho que escribiría un libro, habría pensado que me estaban gastando una broma. En aquella época me encontraba sumida en el proceso de pérdida total de la visión y lo último que podía pensar en esos difíciles momentos era que encauzaría mi vida hacia un destino que me colmaría de satisfacciones: el voluntariado lector. Llevar la lectura a personas y colectivos que, por sus especiales circunstancias, tienen un menor acceso a ello es una actividad muy gratificante». La lectora ciega es un emocionante testimonio de superación a través del amor a los libros. Cuando te diagnostican una «retinosis pigmentaria», hay que aprender a vivir sin imágenes, ni colores ni rostros queridos. Las personas que padecen esta rara enfermedad no se quedan ciegas de la noche a la mañana; incluso, sigue existiendo percepción de luz -«una vaga sensación de niebla blanca»- y oscuridad. En este relato estremecedor la autora cuenta la historia de su pérdida de visión y «la salida del pozo» a través de la literatura y la entrega a los demás. Con la ayuda de Meadow, su perro guía, Paqui Ayllón vive su discapacidad con normalidad y camina siempre hacia adelante, en un claro ejemplo de superación que es preciso leer para creer.
La Casa del Libro

martes, 21 de abril de 2020

Una tarde cualquiera     
Una tarde cualquiera, aburrida y triste, bueno son así desde hace unas semanas. Confinamiento, una palabra que se ha convertido en algo habitual para todas esas personas que viven en ciudades con casos o riesgo de ese virus, esa epidemia que está en boca de todos pero que al fin y al cabo ha ayudado al planeta a eliminar la polución y la contaminación, dejando la atmósfera más limpia; y te paras, piensas, y dices, cómo tiene que llegar la humanidad a estar en una epidemia global para reducir la contaminación….

2º ESO A

Recomendación "en azul"

📖DÍA DEL LIBRO 2020📖
Vestidas para un baile en la nieve
MONIKA ZGUSTOVA

Desde que Aleksandr Solzhenitsyn sorprendió al mundo con su libro Archipiélago Gulag, se han publicado diversos testimonios y estudios que han ido completando el retrato de lo que fue el mayor sistema de campos de trabajo forzado de la historia de la humanidad. Pero han sido sorprendentemente pocos los textos que han tratado la historia de las mujeres en el gulag. Como si ellas hubieran tenido un papel residual en los campos y en la brutal represión del régimen estalinista en general. Fue todo lo contrario. Monika Zgustova, una de las especialistas en literatura e historia rusas más importantes de nuestro país, ha buscado durante los últimos nueve años a las pocas mujeres que siguen con vida de entre las que sobrevivieron al gulag para escuchar y transmitir su testimonio antes de que se perdiera para siempre. Las ha visitado en sus hogares en Moscú, Londres y París, y el resultado, contra lo que pudiera parecer, es un canto a la vida, a la literatura, a la amistad, a todas las personas y a todo aquello que les permitió sobrevivir.

lunes, 20 de abril de 2020

Recomendación "en verde"

📖DÍA DEL LIBRO 2020📖
La ladrona de libros
MARKUS ZUSAK

Una novela preciosa, tremendamente humana y emocionante, que describe las peripecias de una niña alemana de nueve años desde que es dada en adopción por su madre hasta el final de la II Guerra Mundial. Su nueva familia, gente sencilla y nada afecta al nazismo, le enseña a leer y, a través de los libros, Rudy logra distraerse durante los bombardeos y combatir la tristeza. Pero es el libro que ella misma está escribiendo el que finalmente le salvará la vida.«La esperanza de Liesel es inexpugnable... Los lectores jóvenes necesitan este tipo de alternativas a la rigidez ideológica, así como exploraciones sobre la importancia de las historias. Y, pensándolo bien, también los adultos.»The New York Times. 
La Casa del Libro

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