Tú eres , luego yo soy
La vida, realmente , no es el tiempo que pasa , sino aquellos momentos en los que el tiempo parece no pasar . Saborear cada pequeño detalle , que por insignificante que parezca , marcará la diferencia . Y sin que nos demos cuenta , estaremos consiguiendo lo que creíamos inalcanzable ….
Recoge que nos vamos
Adelante, puedes pasar y recoger tus pertenencias. Encima de la cama te he dejado la maleta donde sobrará espacio para que guardes tus reproches. Me he molestado en resolver todas tus preguntas, y ordenadamente las he colocado sobre la mesita de noche, por si cuando vayas a dormir, necesitas resolver tus dudas. Recogiendo mis cosas, me he tropezado con el recuerdo y viendo que podrías dejártelo olvidado, te hice una copia y te la mandé por correo.
Espero que la ropa esté seca, la puse a lavar queriendo quitar todas esas veces que te desvestí.
Revisa antes de marcharte, no te vaya a quedar algo por decir.
Recoge que nos vamos, que la desesperación no deja de golpear la puerta.
Ven, y sácame del área de confort. Complícame la vida, con cuanta menos ropa mejor. Desliza tu cintura por mi cuerpo, y hazme resucitar.
Ven, seremos.
Siendo todo lo que nos dé la gana, sin preguntar a nadie, sin pensar en nada.
Inspírame, crea arte con tu sonrisa. Diseña esa historia que nunca acaba. Que te hace sentir. Que invita a soñar.
No me digas donde, sólo ven y seremos.
10 de enero
Aeropuertos
Si quieres ver el Mundo, piérdete por un aeropuerto.
No es necesario recorrer los barrios de renombre de toda la ciudad, ni comer los platos típicos del lugar.
No tienes que pagar en exceso por visitar monumentos, ni cambiar de moneda para tener poder.
No debes aprenderte de memoria las cuatro palabras para sobrevivir.
No necesitas mapa, ni gps. Es recomendable perderse y encontrar lo que no estás buscando.
Observar la gran cantidad de personas sin bandera que corren, se abrazan, saltan de alegría y despiden al amor de su vida.
Con sus miedos y sus costumbres. Sus libros, sus risas y hasta su forma tan extraña de caminar.
Historias como la de dos desconocidos que se sonríen por primera vez.
Que no necesitan saber de dónde vienen o hacia donde van.
Ni de platos típicos, y mucho menos de poder.
Simplemente que algún oficial de primera los coloque en un avión, y comiencen a recorrer por debajo del cinturón de seguridad las líneas curvas del mapa de sus manos.
Para llegar a la conclusión de que el destino es la excusa perfecta para perderse.
Juntos.
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