14 de febrero💖
MONOTONÍA
Creía que no había sentido nunca esa sensación, hasta que volví a acordarme de ti.
Aquella monótona tarde de septiembre, recién empezado el curso volvía a casa como siempre solía hacer, con la única diferencia de que esta vez mi hermano no me acompañaba, y al volver la esquina allí estabas tú y tu pelo rubio despeinado sentado en aquel soportal. No nos veíamos desde los 11 años, desde que mis padres decidieron mudarse y dejar que mi vida se esfumase de un plumazo, pero allí estabas tú. Te miré directamente a los ojos y te abracé, después de todo ese tiempo aún seguías siendo mi mejor amigo. Me contaste por qué estabas allí, la situación con tu familia se había vuelto complicada hasta el punto en que te habían echado de casa, yo hablé con mis padres y ellos aceptaron mi idea de que te quedases a vivir con nosotros.
El tiempo iba pasando y todo parecía como en los viejos tiempos, hasta que aquel día, en el coche empezó a sonar aquella canción, mi canción favorita y empecé a cantarla a todo pulmón y a mover la cabeza disfrutando cada compás y tú empezaste a hacer lo mismo, y fue allí cuando me quedé mirándote fijamente y lo sentí. Aquella sensación inundaba todo mi ser, sentía mariposas en el estómago y una felicidad extrema que me hacía salir de mi cuerpo.
Se cumplía un año desde que te mudaste con nosotros y dos meses desde que la canción del coche hizo estallar en mí esa sensación. Todo iba genial y si todo seguía así tenía pensado hablar contigo pasados unos días.
Estábamos celebrando tu primer año y comenzamos a hablar sobre los miedos de cada uno, tú me dijiste que tenías miedo de no poder ser libre y yo te dije que me daba miedo ser una marginada en la Universidad, porque me solía costar hacer amigos, me abrazaste y supe que esa era tu forma de decirme que todo iría bien.
Volvía a casa como siempre y desde que vivía con nosotros él acostumbraba a esperarme en la esquina de mi casa pero aquel día no estaba allí. No le dí importancia y subí corriendo las escaleras. Tu ropa no estaba y tu cama estaba recogida, mi cuarto parecía igual de solitario que siempre, encontré una carta donde me decías que te ibas para que ambos pudiésemos ser realmente felices y aprendiésemos a vivir el uno sin el otro. Y un libro que se titulaba ''Las ventajas de ser un marginado''. Me senté y comencé a llorar abrazada a ese estúpido libro que ahora era lo único que me quedaba de ti.Han pasado ya dos años desde que te marchaste, y sé que lo nuestro no hubiese funcionado nunca, al fin y al cabo solamente éramos dos personas rotas que intentaban arreglarse la una a la otra. Espero que estés viviendo tu sueño de poder ser libre al fin.
Te quiere, tu mejor amiga.
Minerva Skeeter
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