lunes, 24 de febrero de 2020

Monólogo interior de Julia Figueras-1º ESO-A

...¿Por qué yo?...

Siempre soñaba lo mismo, una y otra vez. Esa densa e intocable niebla amenazante de mi sueño. Me tenía indescriptiblemente loca. A riendas de eso, empecé a imaginarme cosas, como que en la última nube de mi pesadilla (porque era más una pesadilla que un “maravilloso sueño”), que en el coche se apaguen y enciendan las luces, e incluso me imagino que oigo voces detrás de mí, y cuando me doy la vuelta, se esfuman como si nada hubiese pasado.
Ahora, todo está en silencio, tanto, que oía mi corazón latir con la fuerza de unos pasos firmes, sonoros, decididos, (quizá otra de mis muchas e infinitas imaginaciones, de mis golpes de locura). Menos mal que estoy en mi cama, porque ya que no me atrevo a mirar, me hundo en mis sábanas como si no hubiese un mañana.
No puedo con la presión de las voces, de los inconfundibles y horrorosos pasos, de la niebla translúcida, de mi locura… No lo soporto más. Si yo fuese un volcán, ya hubiese estallado quemando todas y cada una de mis inevitables imaginaciones, hasta no dejar rastro ni siquiera de mi misma.
A la mañana siguiente, cuando me desperté, fui al baño para espabilarme con el agua en la cara y asearme. Había algo raro en aquella mañana que no pasó desapercibido. Ya sé que es invierno -pensé- pero, tanto frío no es normal. ¡Si hasta de vez en cuando me dan pequeños, pero notables, calambrazos…!
Quizás me hubiese divertido seguir contando mi “grandiosa vida” como alguien majareta y loca que soy, diciendo que a partir de ahí hubo una explosión de positividad, que reventó todos los males, que vino el príncipe azul a rescatarme, que me puse a bailar y a cantar desde “La Macarena” y “Paquito El Chocolatero” hasta canciones de “DJ´s” actuales, …(“Ozuna”, “Anuel AA”,etc…),y así todo el día. Pero como eso ya nos lo sabemos todos de arriba abajo, de abajo a arriba, de izquierda a derecha, y de derecha a izquierda no tendría nada de interesante relatarlo de ese modo tan cursi, típico, recurrente, aburrido, y lo que se os ocurra…
En fin, que me estoy desviando del tema y no lo puedo controlar.
Lo que pasó en realidad fue que yo ya estaba harta, hasta el último pelo restante de mi cabeza,(digo restante, porque no sé si estaré calva de mi tentación a tirarme de los pelos al tener miedo), por lo que le grité a todo el mundo en general,  y a lo que fuese en particular, que si tenía narices, que saliese, que me atormentase hasta no poder más, que… en definitiva acabase conmigo.
Pero al día siguiente, bien que me arrepentí de haber dicho precisamente eso, (esas maravillosas palabritas que se dicen sin pensar, que no te sientes bien hasta que decides que eran para un buen motivo, aunque por dentro se pensase lo contrario, ¿Si?) Pues igual, solo  que a mí, me hicieron reflexionar hasta el fin de mis días.
Me lamenté de haber abierto la boca más de lo debido, porque volví a soñar, ya sabéis, ese sueño-pesadilla-representación-castigo que os he explicado al iniciar este texto, solo que con un pequeño cambio: al final, esa cara venía a por mí, poco a poco, aunque en realidad era yo la que estaba siendo sutilmente arrastrada. Se veía a una pobre niña, sola, olvidada, indefensa, con una cara con ojeras y con los pelos revueltos. Parece inofensiva, y me compadezco de ella, pero cuando realmente alza la mirada veo en ella, rabia, odio, asco, venganza, frialdad…
De repente, me despierto y siento algo apoyado en mi hombro, miro en su dirección, y veo a la niña llorando y luego riendo falsamente. ¿Por qué a mí? 
Por primera vez me doy cuenta de que en su delgada mano, lleva una cuerda, no demasiado larga. Cierro los ojos y cuando los abro está tumbada conmigo, en la cama. Parpadeo, y está en el techo.
En ese instante pensé que, ojalá me muriera, que no quería seguir allí, recordé mis palabras, esas, por lo que creo que ya sé a qué viene esta niña-aparición-lo que sea extraño-, por mi gran, enorme deseo, mi precioso deseo, estaba justamente allí, conmigo.
Vuelvo a mirarla, miro de pasada mi mesita y veo un retrato de su cara, la mía, y me doy cuenta de un repentino detalle ¡Soy yo!¡Es mi yo opuesto!
Me dan ataques, como siempre, y de un salto, sin pensarlo, cojo la cuerda a la vez que ella, se me queda mirando fijamente, y al igual que ella, yo la observo. Me tomo mi tiempo para analizarlo absolutamente todo, y mi personaje opuesto, en un rápido movimiento, me pone la mano en el cuello y lenta, muy lentamente, me va dejando sin aire, en total asfixia…
Y bueno, aquí me despido, ya que mi tiempo de vida no ha dado para más…

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