Confesión
No soy quien crees que soy, ni aproximado,
ni en camino de serlo o de dejar de serlo,
ni ninguna vez, ni la mayor parte
de las veces. Incluso aunque te empeñes
en enseñarme cómo soy, cómo
quieres que sea, qué alma me conviene
y qué camisa, qué calzón y qué gesto,
no soy quien tú crees que soy, ni mi miedo
es igual que tu miedo, ni busco la verdad
que tú quieres que busque, ni tampoco
lo que espero es lo mismo que tú esperas
de mí. Ni un veinte ni un treinta por ciento,
ni la mitad, ni un cuarto, y eso que hace
muchos años que nos desconocemos,
ni poco más o menos, ni fijándose,
ni mirándolo por encima, ni mirándolo
bien, no, ni a grandes rasgos
le doy un aire. Y no es que yo sepa
quién soy, qué temo, qué busco, qué espero,
no es que yo no quiera,
que reniegue, ni tres, ni dos, ni una,
que falsee argumentos, que me invente
distinta identidad, distinta hechura,
que mi dedo señale el rostro de otro hombre,
otra tierra, otra fe, otra alianza,
distinto beneficio. Más me valiera serlo,
créeme,
pero yo no soy quien tú crees que soy.
FRANCISCO DOMENE
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