¡¡ENHORABUENA, CRISTINA!!
Esperamos que sigas escribiendo.
Este es el relato que ha obtenido el premio:
EL DÍA DE NAVIDAD
Escrito por Cristina Baena Álvarez (2º ESO-B)
Marisa terminó de poner la estrella en el árbol. Ese año había adornado un pequeño abeto de color plata, que había comprado en el chino de la esquina.
Marisa vivía sola desde que su hija Aurora se había marchado cuando se casó. De eso hacía casi quince años. Y no solo vivía sola, se encontraba sola, a excepción de las visitas de Carmen, su nieta de casi trece años que cada tarde, mientras su madre estaba en el hospital, iba a verla casi a escondidas.
Su historia era una historia de reproches y momentos amargos desde hacía trece años, los mismos que cumplía Carmen el día de Navidad.
Aurora cogió el autobús de vuelta a casa tras la jornada de trabajo. Se le había hecho tarde después de pasar por el hospital. Pedro seguía igual. Hacía ya trece años que entró en coma después de un grave accidente de coche, cuando volvía a casa después del nacimiento de Carmen. Aurora no dejaba de echarle la culpa a Marisa, su madre, ella insistió en quedarse con ella esa noche y mandó a Pedro a casa para descansar.
Esos no eran los planes, él debía quedarse con ella y Marisa volver en autobús, ¡pero era tan cabezona!
Desde entonces casi no tenían relación.
Se asomó al cuarto de Carmen y vio su pelo revuelto sobre la almohada. Fue hacia la cocina, recogió los restos de la cena de Carmen y se hizo algo para ella misma. Luego fue al salón y puso la tele mientras cenaba, Se despertó en el sofá, con la televisión encendida y la boca pastosa de haberse dormido después de comer sin lavarse los dientes.
Llegó el día de Navidad y por lo tanto, el cumpleaños de Carmen. Carmen era una niña sencilla y alegre, a pesar de los problemas familiares. Siempre miraba el lado positivo de las cosas. Y hoy iba a ser un gran día, había planeado el encuentro entre su madre y su abuela.
Las dos se querían muchísimo pero a raíz del accidente de su padre, ninguna daba su brazo a torcer, y en vez de apoyarse mutuamente, se peleaban.
Carmen había citado a los dos en una cafetería con la excusa de que la invitaran a merendar. Ella llegó con su madre, al llegar ya estaba Marisa esperando. Aurora casi se da la vuelta, pero Carmen la cogió de la mano y la hizo avanzar.
-No quiero que digáis nada, solo quiero que me escuchéis. Llevo trece años de mi vida esperando este momento. Nunca he cuestionado vuestra decisión de no hablaros ni estando en una misma habitación, pensé que habría algún motivo. Pero no lo aguanto más. No podemos seguir así…Que las dos personas que más quiero en este mundo ni se miren, ¿creéis que merezco esto? ¡Solucionadlo ahora mismo!
Madre e hija se miraron y sonrieron; Carmen estaba dando una gran lección. De pronto se levantaron y se fundieron en un abrazo.
A lo largo de la merienda hablaron de todo lo que les había ocurrido en esos trece años. Carmen no cabía en sí de alegría. Se dio cuenta de que se había producido un gran milagro navideño. Además, no fue el único.
Aurora recibió una llamada del hospital. Pedro estaba reaccionando a una nueva medicación. Pronto estaría recuperado.
Carmen era la niña más feliz del mundo.
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