📖 DÍA DEL LIBRO 2019 📖

XIV Certamen de relato breve 

Relato ganador. Categoría C (1º y 2º Bach)

Mª José García Castro. 1º Bach B

Todos los alumnos participantes tuvieron una hora para escribir este relato el día 5 de abril. Este año la consigna era que apareciera la expresión: "Yo saldré de aquí si lo creo así" perteneciente a una canción de Rozalén que se les puso al principio.

El sauce

Era mediado el verano, cuando la alquimia de la naturaleza transmuta el paisaje en una intensa masa de verdor. Decidí salir después del té a impregnarme de esa especie de nostalgia que trae consigo esta época del año, paseé por la arboleda que se encontraba no muy lejos de mi casa y paré para descansar en la plácida sombra de un centenario sauce, frondoso y vasto que parecía querer envolverte con sus holgadas ramas.

No llevaba mucho tiempo allí, os lo aseguro, cuando comencé a sentirme adormecido, acunado por una leve y placentera brisa. Fue inevitable que cayera rendido y cuando desperté percibí una extraña sensación, todo parecía distinto, el cielo se había nublado y una leve bruma recorría la arboleda. 

Me dispuse a regresar a casa, sobrecogido por ese inusual paisaje, pero por más que caminaba, cada vez más apresurado, tenía la extraña sensación de no avanzar nada. Comenzó a oscurecer a la par que crecía mi desesperación, aquella arboleda parecía infinitamente inmensa.

Mi desesperación llego a su límite cuando me di cuenta de que había regresado junto al arcaico sauce, que ahora no transmitía esa tranquilidad y sosiego, y aunque seguía conservando esa sensación envolvente, ahora se presentaba amenazador. 

La ansiedad no me permitía razonar, no sé sí fue puro instinto o quizás fue el cansancio, pero me senté al cobijo de otro árbol, esperando el amanecer con la esperanza de que serenara aquella atmósfera y los primeros rayos esclarecieran el paisaje. 

Allí me quedé esperando; en aquel momento pensé que era la desesperación la culpable de que percibiera el tiempo como si no pasase, pero puedo asegurar que los minutos transcurrían, que pase allí más horas de las que puedo contar, en ese lugar inexorable, inmutable, donde el tiempo parecía haberse olvidado de pasar… Ese silencio, esa falta de color, esa intensa bruma, pero sobre todo la soledad, que poco a poco me carcomían…

Soy un hombre que ha vivido media vida solo, con la mera compañía de mis libros, mi té y mis manías , siempre he sido sensato y tranquilo, pero en aquel momento olvidé todo esto, jamás había sentido tanto miedo, tanta angustia, era eso, esa soledad que me estaba consumiendo. Nunca llegué a pensar que la tranquilidad podía ser tan aterradora. 

Mi percepción del tiempo seguía siendo real, o al menos eso creía, porque ya no estaba seguro de lo que era real o no; sentía que pasaba el tiempo pero no lo percibía, todo seguía inmóvil, estático, tranquilo con un estremecedor silencio. Mi mente entumecida, incapaz de pensar con claridad y mi cuerpo que parecía estar inmovilizado ante la situación. 

Fue entonces, en aquel caos mental cuando creí escuchar algo, una leve brisa que provocaba el roce entre las ramas de aquel horrendo sauce. Me acerqué a contemplarlo y el miedo se apoderó aún más de mí. En el grueso tronco comenzó a tallarse de la nada unas palabras casi ilegibles, que a pesar de ello pude descifrar. Con la voz quebrada fui pronunciándolas una por una: Yo saldré de aquí si lo creo así. En cuanto la última palabra  se escapó de entre mis labios, un férreo impulso me golpeó y comencé a quedarme sin respiración, una sensación similar al desmayo. Al abrir de nuevo los ojos me percaté de que seguía en aquella arboleda, una sensación de alivio me recorrió el cuerpo, ya que ahora podía admirar aquella intensa masa de verdor propia del paisaje que conocía. Fue instantáneo, corrí todo lo que pude, con las pocas fuerzas que me quedaban, hasta llegar a mi pórtico, torpemente encajé la llave en la cerradura y entré bruscamente para contemplar, desconcertado, el añoso reloj de mi pared, solo había estado fuera apenas una hora