Reflexiones Sobre Mí Misma:
Llevo tanto sin mirarme en un espejo que estoy olvidando mi propia forma. Ya no recuerdo las aristas de mis labios. La imagen que me rodea se ha tornado monocromática, oscura. Mi personalidad se ha ocultado a mis propios ojos. Todo escapa de mí, así como se escapa de un monstruo. El suelo huye de mis pisadas; el aire, de mi respiración. Mi alma se siente desnuda. Los ángeles no amparan demonios, ni dibujan rosas en el fuego del infierno. Mis tinieblas me empujan a caer una vez más hacia mis adentros, cobarde. Allí sólo hay espacio para mis temores, mis errores, mis contradicciones… Allí sólo respiro tristeza y lágrimas. Luego salgo, y las arañas se compadecen de mi presencia, se asustan, como si un fantasma fuese mi cuerpo, medio muerto. A veces me pregunto si el monstruo del que huyo, el que aparece y desaparece, soy yo misma, escondiéndome de mi propia existencia.
Ana Garciolo
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