HORAS PRESAS
Ana Garciolo, 2º Bto.
Huían las horas de las agujas del reloj, corriendo cubiertas por esa cúpula de cristal que dejaba ver el mundo, pero no palparlo; que daba a entender que la libertad al otro lado no podía ser alcanzada por aquellos reclusos del tiempo. La cúpula se hace pesada sobre las horas, tiene tanta presión que podría reventar. Pero nunca estalla, te mantiene en su interior para consumirte, para acabar contigo poco a poco, mientras deseas estar muerto, o al otro lado del cristal. Mientras miras las estrellas te preguntas si están dentro o fuera, las ves pequeñas, pero las ves tan quietas que tal vez estén tan recluidas como tú. Y vuelves a escapar del minutero, una carrera sin sentido, pues siempre alcanza a su víctima el cazador. Así es cómo se siente, amor. Así es cómo se sienten las horas sin el relojero que destapa la cárcel, liberando a sus presos de su pesado cristal indestructible.
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