Ataraxia

"Recuerdos de Granada" Fundación F. Ayala

Laura Ruiz Carreño -1º Bto. C 

Es curioso cómo la lectura puede ahondar tanto en un corazón. Cómo puede llegar a formar parte de tu vida y de tus pensamientos. Todavía recuerdo mis inicios con los libros. Una Navidad me regalaron una colección de cuentos de Disney, la idea eran 12 libros, y un cuento cada día. Mi madre todas las noches me los leía y yo anonadada la escuchaba, mientras ella más que yo, se iba quedando dormida. Eran momentos mágicos que ahora logro valorar. Antes de estos libros, tenía los típicos en relieve que los bebés rompían y los impermeables para meterlos en la bañera. En especial, uno en forma de pato que me regaló mi tía y que de tanto hacer que mi madre leyera ya había aprendido de memoria. Mi padre recuerda divertido cómo parecía leerlo con 2 años y mi abuelo quedaba prendado pensando que su pequeña nieta era una virtuosa de la lectura, mientras que yo solo lo recitaba de memoria… Abuelo, te echo de menos. Cuando empecé en primaria, empecé a aborrecer la lectura. Fue así porque desde mi punto de vista cuando nos imponen hacer algo, perdemos el gusto por ello. Nunca me pareció divertido leer por obligación para luego rellenar un cuestionario. En 4º de Primaria cambió la situación, ahora leía por competición, porque si hay algo que me mueve, es ser la primera en algo. Devoraba los libros para ser la más lectora de la clase y obtener cierto reconocimiento, un poco narcisista, sí. Pero fue esta especie de competición la que me hizo ver que la lectura enriquece, moral y lingüísticamente. La lectura me ayudaba a no tener faltas de ortografía, lo que una vez más me daba cierto orgullo académico, me ayudaba a expresarme y me abría la mente de una manera casi increíble. Descubrí un nuevo poder, un nuevo arte a desempolvar. Desarrollé cierto vicio de leer, los libros más gruesos me duraban 3 días y me frustraba por no tener una amplia biblioteca donde elegir. He tenido la suerte de que nunca ningún libro me ha desilusionado ni ha hecho que tuviera pensamientos de dejarlo, tal vez por eso me gusta tanto, porque no me decepcionan. A mitad de secundaria olvidé un poco el bien que me hacía evadirme entre páginas, la rebeldía de esas edades me perdió un poco de lo que llevaba dentro, pero al final lo que es para ti vuelve, y tuve la gran suerte de coincidir con una gran amiga que me devolvió a este mundo, me habló de nuevos libros, me regaló nuevas historias y me llenó de nuevos pensamientos, ella misma es un milagro y un arte mayor aún que la literatura. Te quiero mucho Vilu. Gracias a los libros he tenido momentos preciosos, irrepetibles y que poco a poco y conociendo nuevos mundos han llegado a formar lo que hoy soy y lo que dentro de no mucho seré. Leer nos hace libres, nos da calma, nos transporta a nuevos mundos y nos lleva a la evasión de un mundo que no nos gusta, al leer entro en estado de paz. Aunque escribir es más duro que leer, estos sentimientos se multiplican, y te sientes aún más libre. No somos conscientes del esfuerzo que supone escribir y transmitir nuestros pensamientos a un papel y que tenga el impacto que nosotros queremos ocasionar. Por esto, aparte de un arte, la literatura es magia, no es una ciencia exacta como las matemáticas, de una misma novela podemos obtener mil conclusiones, mil valores encontrados, miles de sentimientos despertados. Deseo firmemente que nunca haya límites para este milagro que la mente humana crea. Mientras mi madre me leía cuentos de Mickey nunca me llegué a plantear que llegara a pensar así de unas sucesiones de palabras. Pero realmente cuando comprendes que esas palabras han sido articuladas por alguien con una vida tan parecida o tan diferente a la tuya, con sus problemas reales y que sus palabras son capaces de representar lo que tú mismo ni sabías que estabas sintiendo, es mágico, es eso que te atrapa, el deseo de seguir sintiendo, el cosquilleo al cerrar un libro, y pensar en una experiencia más… Mientras mi madre me leía no me planteé que llegara a escribir yo un relato recordando cómo me inicié en la literatura, pero mientras escribo esto, sí que puedo llegar a imaginarme cómo y por qué, comencé a escribir.