lunes, 13 de mayo de 2019

馃摉 D脥A DEL LIBRO 2019 馃摉
XIV Certamen de relato breve 
Relato ganador. Categor铆a A (1潞 y 2潞 ESO)
Pablo Bertos Mateos - 1潞 ESO-B

Todos los alumnos participantes tuvieron una hora para escribir este relato el d铆a 5 de abril. Este a帽o la consigna era que apareciera la expresi贸n: "Yo saldr茅 de aqu铆 si lo creo as铆" perteneciente a una canci贸n de Rozal茅n que se les puso al principio.

CUANDO HAY PROBLEMAS…HAY DIFICULTADES

脡rase una vez, un hombre que ten铆a una buena vida, estaba bien tanto econ贸mica como an铆micamente. Un d铆a, aquel hombre llamado Luis, al ir al trabajo vio algo muy desagradable, observ贸 la muerte de una familia en un accidente de tr谩fico. Sin embargo, lo peor no fue lo que vio, sino qui茅n era el culpable, 茅l mismo. A partir de entonces, la vida dej贸 de parecerle bonita, era m谩s bien una tortura. No le importaba que fuese el otro conductor el que se cruz贸, la diferencia era que una familia falleci贸 y 茅l no. 
Luis no tard贸 en ser apresado por homicidio imprudente. Nunca olvid贸, ni olvidar谩 su primer d铆a en la c谩rcel, aquella estancia l煤gubre y silenciosa, sin aire que respirar con libertad. 
Recuerda cuando pas贸 por la gran puerta de entrada, cuando cruz贸 el siniestro pasillo gris y cuando no pudo ver m谩s que barrotes enfrente de 茅l, ni o铆r m谩s que su ruido met谩lico al cerrarse.  Despu茅s solo hubo silencio, un silencio que le respond铆a a sus preguntas de por qu茅 y a la vez le reprim铆a, mostr谩ndole aquella fat铆dica imagen. Pero 茅l no pensaba en salir, sino en lo que hizo, su castigo era a su parecer justo. 
Luis recordaba su casa, era amarilla y de ladrillo muy resistente. Estaba rodeada de 谩rboles que parec铆a que compet铆an por ver qui茅n ser铆a m谩s grande. Y su entrada emanaba alegr铆a y felicidad, en ella ve铆a lo mejor de su ahora dolorosa vida. 
Pas贸 el tiempo, y Luis sali贸 de la c谩rcel, pero, en parte, segu铆a en prisi贸n. No era libre, la culpa no lo dejaba. Lleg贸 el momento de volver a casa, que ya no era su hogar, y aunque se sent铆a un extra帽o frente al robusto esqueleto de la casa, decidi贸 entrar. 
Abri贸 la cancela y subi贸 corriendo los interminables escalones bajo la atenta mirada de unos 谩rboles que parec铆a que le llamaban asesino. Tir贸 de la puerta de madera y no vio lo que era su entrada, sino un pasillo como el de la otra prisi贸n, la f铆sica, no la del coraz贸n. 
Luis no pod铆a salir de casa, ten铆a miedo de que se repitiera aquel terrible suceso. Nada le comunicaba con el exterior. Eso era en parte porque cerr贸 las ventanas ante las atentas miradas de los 谩rboles. 
Entonces, pas贸 algo inesperado, algo vibr贸 y son贸, era su tel茅fono. Luis, al principio reacio, puls贸 el bot贸n verde de coger la llamada; ley贸 qui茅n era: Carlos, su mejor amigo. Carlos ten铆a un gran coraz贸n, Luis pens贸 que su mejor amigo no ten铆a por qu茅 hablar con un asesino, as铆 que colg贸. 
Pasaban los d铆as y recib铆a al menos dos llamadas diarias de Carlos, que siempre eran ignoradas.
Pero la insistencia tuvo su premio, Luis habl贸 con 茅l. Carlos le pregunt贸 por el suceso y por su estancia en prisi贸n. Luis le contest贸: “Por favor, del accidente no quiero hablar, y por otra parte sigo en prisi贸n. No puedo respirar sin un pensamiento de culpabilidad”. 
Carlos lo consol贸 y le propuso quedar un d铆a y hablar, 茅l estaba seguro de que ser铆a bueno para Luis. El afectado tard贸 en decidirse, pero acept贸. Hablaron tranquilos, pero Luis no pudo m谩s y se desmoron贸. Se lo cont贸 todo, todo lo ocurrido. Carlos le dijo: - No fue culpa tuya, adem谩s ya pas贸, estoy contigo. Tienes que pensar: “Yo saldr茅 de aqu铆, si lo creo as铆”, es la 煤nica forma de reponerte de eso.  
Luis aclar贸 que necesitaba tiempo para pensar, pero que lo tendr铆a en cuenta. De todos modos, no tard贸 en comprobar que era verdad lo que dec铆a su amigo. Por ello, sali贸 a la calle tras su retorno a casa. 
Vio las alargadas y sombr铆as farolas con sus luces p谩lidas. Divis贸 el gran y vac铆o parque. As铆 hasta que lleg贸 a casa de Carlos, donde disfrutaron y volvi贸 a ver la vida bonita y feliz. Por 煤ltimo, volvi贸 a casa andando, disfrutando del trayecto. Vio y admir贸 el parque, gracias a 茅l los ni帽os disfrutaban y por eso  en parte lo envidiaba. Vio y admir贸 las grandes farolas, sin ellas no ver铆a la oscuridad profunda de la noche. Y por 煤ltimo, vio los 谩rboles alrededor de su casa, que por ellos ten铆a sombra. Descubri贸 que todos somos importantes a pesar de los fallos cometidos. 

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